Todos somos importantes

Este episodio del evangelio de Lucas que comentamos nos presenta a Jesús enfrentado a las críticas de los fariseos y de los maestros de la ley, es decir, la gente bien de la época, que no veía con agrado como un hombre de la talla de Jesús compartía la mesa con sujetos de la peor calaña, entre ellos los publicanos, recaudadores de impuestos y estafadores confesos. Pero el Señor había venido al mundo para mostrar un rostro de Dios diferente, ajeno a la rigidez y al inmovilismo que parecían transmitir los jefes religiosos del Israel de la época. No, es un Dios flexible de tanto amor que derrama, y por eso no hay fronteras en sus preocupaciones ni prejuicios en sus valoraciones. Dios ama tanto que se preocupa por todos, incluídos aquellos que parecen renunciar a cumplir los mandamientos que diera a Moisés. Y por eso sale a su encuentro, para volverlos al redil, con el resto de 99 ovejas, o a la bolsa del dinero, con las otras nueve monedas. Todos somos importantes a los ojos de Dios y todos somos foco de su amor y motivo de su alegría. Como el padre y la madre que disfrutan a la mesa viendo a todos sus hijos juntos, el Creador también quiere tenernos sentados a todos, incluso a los fariseos, compartiendo fraternalmente el alimento y la bebida. Ese desvivirse por nosotros nos debe alegrar en gran manera y, al mismo tiempo, nos debe predisponer a ser receptivos con sus palabras, para que las traduzcamos en buenas obras y seamos así merecedores de su cariño. Por tanto, nada de encerrarse en una práctica religiosa individualista y corporativista; al contrario, redireccionémosla a fin de colaborar con Jesús en el rescate de aquellos que se han perdido, incluídos nosotros mismos..

Comentario a Lucas 15, 1-10

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mercabá, enciclopedia católica (la web recomendada)

Una persona instruida siempre tiene recursos

San Patricio: Cristo conmigo...