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Mostrando entradas de mayo, 2015

Outsiders

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La palabra inglesa outsiders designa aquellos que por su estilo de vida o sus ideas, no hacen lo que la mayoría de la gente hace, es decir, no siguen la corriente. Es una palabra que se usa a menudo en los medios de comunicación y que podríamos aplicar perfectamente a la hora de calificar a los cristianos. Y más después de leer los textos evangélicos de la semana. Jesús dice repetidas veces respecto a sus discípulos, de los que se está despidiendo, que están en el mundo pero no son del mundo. Como él. Y pide a Dios que los guarde del mal, aunque sin sacarlos del mundo, porque, evidentemente, los cristianos, como cualquier otra persona o grupo, pertenecen al mundo, a la sociedad, a la cultura, al país que los ha visto nacer. Y es bueno que así sea. Pero esta realidad también pone a los seguidores de Jesús en numerosas y tensas situaciones, porque es difícil abstraerse de lo que nos rodea para intentar saber qué debemos hacer para ser fieles a las enseñanzas del Señor y, en definit...

De igual a igual

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La amistad como eje de la relación con Dios es uno de los puntos alrededor del cual giran los textos evangélicos de estos días. Jesús deja muy claro que el tipo de relación que desea con los hombres y las mujeres es una relación de amigos, un tú a tú totalmente revolucionario a tenor de los planteamientos que hacían las otras religiones de la época y las de siglos posteriores. Una relación de igual a igual que no se entiende si no hay de por medio un profundo amor y respeto. Porque, evidentemente, Dios, Jesús mismo, no es como los hombres, no puede serlo, pero comparte con nosotros una misma esencia, no en vano somos sus hijos, somos su creación. Un hijo nunca será como su padre pero tendrán en común aspectos esenciales y vitales que siempre favorecerán el aprecio mutuo y la comprensión. Es lo que nos remarca Jesús. No nos habla como siervos, nos habla como amigos. Y eso implica una complicidad que hace añicos la concepción de la divinidad que tenían paganos y judíos tradicional...

Las ovejas lo siguen

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La parábola del buen pastor es una de las más celebradas de las que explicó Jesús. Tanto, que se incorporó a la simbología cristiana ya desde muy antiguo por la claridad y perfección con que expresaba la misión del Señor y la actitud que deben tomar los que escuchan su palabra. Las parábolas eran en aquel tiempo una de las formas más eficaces de explicar conceptos religiosos o filosóficos a un auditorio poco culto. La inmensa mayoría no sabía leer ni escribir, y muchos provenían del campo. Jesús, por ello, se presenta como un buen pastor, propietario del rebaño al que dirige hacia los pastos. Un pastor que es capaz de darlo todo por las ovejas, pues son suyas, son su vida. Dichos animales son conscientes de esa fidelidad y lo siguen sin temor alguno. Se trata, pues, de una relación muy estrecha, de amistad, casi familiar. La lealtad del pastor con sus ovejas, la de Jesús con la humanidad entera, contrasta con la devastación que provocan los pastores asalariados, que al fin y al...