Una persona instruida siempre tiene recursos
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Leyendo la publicación Magnificat me he encontrado con un extraordinario texto de San Juan María Vianney, el cura de Ars. Sabía de este santo que fue un sacerdorte bueno y sencillo que pasaba horas y más horas al pie del confesionario. Pero jamás había leído nada de él o, al menos, nada que recordara. Y he aquí que he topado con estas palabras suyas explicando por qué es necesario instruirse. Lo hace con un estilo directo y simple, rebosante de sabiduría y humildad. Vale la pena leerlo y meditarlo: Hijos míos, ¡la Palabra de Dios no es poca cosa! Las primeras palabras de nuestro Señor dirigidas a sus após toles fueron estas: "Id y enseñad" para hacernos ver que la instrucción va antes que nada. ¿Qué nos permite conocer nuestra religión? La instrucción que hemo s escuchado. ¿Qué es lo que nos da el horror al pecado, lo que nos hace percibir la belleza de la virtud, lo que...