Esos publicanos de carácter fuerte
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Esta semana nos fijamos en la figura de Mateo, el recaudador de impuestos, al que Jesús llamó para que lo siguiera de una manera más directa cuando se lo encontró trabajando en su mesa de cara al público. A diferencia de los otros apóstoles, cuyos oficios no despertaban el recelo de sus compatriotas, el publicano Mateo es un personaje que, por recaudar dinero a cuenta del invasor romano, inspiraba desconfianza y desprecio. Pero Jesús, siguiendo su política habitual, no se arredra ante los prejuicios y las habladurías. Ha visto que Mateo es un buen elemento y decide prestarle especial atención. Entra en su casa y come junto a él. No hay mayor muestra de confianza que ésa y de esta acción, tantas veces repetidas en el Evangelio, Nuestro Señor extrae una enseñanza para todos los que lo escuchan: "No tienen de necesidad de médico los sanos, sino los enfermos". Y también: "Misericordia quiero y no sacrificios", otro torpedo en la linea de flotación de la mentalidad...